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Decálogo de un viajante (o el editor español en Latinoamérica)

Para ese placer de leer y esa otra mirada, dos orillas,

que siempre será Natu Poblet.

 

 

Advertencia

Los siguientes puntos de este decálogo no muestran un camino de cómo deben hacerse las cosas, sino de cómo hemos tratado de hacerlas en Páginas de Espuma. Cada editorial tiene su trayectoria, pero pienso que las experiencias de otros iluminan de alguna manera la nuestra. Por lo tanto, quiero pensar que, con más aciertos que errores, esta es una propuesta personalísima en forma de decálogo: [1]

UNO
La coherencia de dos orillas
Apuesto por que la voluntad de exportación en una editorial surge desde sus primeros pasos y que esta debe mantenerse año tras año, comprendiendo, desde el principio, que coordinar una red de distribución que facilite la comercialización fuera de nuestras fronteras es objetivo lento y complejo de lograr.

La constancia, el ánimo contra el desaliento, el sentido común, la honestidad y la coherencia son herramientas útiles contra la irregularidad de los mercados, la volatilidad de algunos clientes y los años débiles de nuestras novedades o el encasillamiento de nuestro catálogo.

DOS
Tú catálogo es único, pero no exportable
Al menos no todo. Nadie obliga al editor a editar lo que no quiere. Nadie por tanto debe obligar al librero a vender lo que no desea. Otro tanto con el distribuidor.

La primera medida más efectiva que podemos realizar es filtrar, depurar con la lógica del lector final (un lector bajo otras condiciones culturales, sociales, políticas y económicas) la labor editorial. Todos los editores queremos por igual a nuestros hijos, pero algunos caen mejor que otros en diferentes latitudes de la geografía.

TRES
Viajo, luego exporto
El escritor hispanoargentino Andrés Neuman en su libro Barbarismos define viaje como “el arte de aplazar la llegada a un destino”. Apliquemos estos términos y nunca demos por terminados nuestros desplazamientos para conocer, reflexionar y analizar el destino de nuestros libros. Que se olvide el editor que desde su despacho manuscrito va a lograr que su catálogo funcione: hay que conocer la bodega o el almacén del distribuidor, la vidriera o el escaparate del librero, la cubierta o la tapa del otro editor que convivirá contigo. Hay que frecuentar las ferias del libro de norte a sur. Y una vez que se ha hecho, vuelta a empezar.

CUATRO
Entre los intermediarios anda el juego
Como editor español defiendo donde haga falta la profesionalidad y la complicidad de libreros y distribuidores latinoamericanos. Viajamos para conocerlos y elegir trabajar con aquellos que nos interesan. Seamos honestos con nuestras ventas y sensibles con sus realidades tan distintas. Ellos son los que deben promocionar y comercializar el fondo editorial. Parece pues coherente que se genere una comunicación y una confianza de doble sentido. Cada dos años procuro visitar a todos mis principales distribuidores en su cancha, para jugar de visitante y que sientan las ventajas de jugar en campo propio. Y allí donde no llego con regularidad procuro que las nuevas tecnologías o las empresas de exportación españolas con las que trabajo hagan ese papel.

El objetivo del juego es una interacción profesional y personal, como hago con un autor. La personalización del editor independiente es una baza fundamental a tener en cuenta.

CINCO
El engaño de la terminología
Qué ingenuidad es escuchar: “Me gustaría distribuir en Latinoamérica”. ¿Por qué no le damos la vuelta? “Me gustaría distribuir en Europa” o, más valientes, “Me gustaría distribuir en Asia”. Latinoamérica es una compleja cartografía de nacionalidades, con todas sus radicales diferencias y semejanzas.

El idioma parece que nos une, pero este no es más que “el sistema para nombrar lo que se desconoce”. Por eso, cuando un editor español pone en práctica la misma metodología de trabajo para exportar, por ejemplo, en Argentina que en su país, recuerdo las palabras de Neuman:

“En casa, entre las cuatro paredes del microclima familiar, estábamos en Argentina. Pero, en cuanto se abría la puerta, mi hermano y yo salíamos a jugar a España. La frontera entre ambos países era apenas un picaporte. Ahora escribo con esa misma sensación y cada vez me intriga más quedarme observando debajo del marco, como en los terremotos.”

Creo que la actitud del editor debe ser quedarse bajo ese marco y observar y aprender. Aprender a no aplicar una misma receta y ser receptivo a cualquier cambio externo e interno.

SEIS
Quererse con exclusividad
Lo formulado anteriormente me lleva a especificar que desde Páginas de Espuma hemos desarrollado varias metodologías según el país.

En algunos trabajamos con la exclusividad de un distribuidor. El argumento de esta opción es la continuidad de la labor editor/distribuidor como parte de la política de que somos una editorial de catálogo de fondo y de política de autor a largo plazo.

En nuestra editorial ha funcionado este compromiso “matrimonial” para proyectar esa política en actividades en cadenas de librerías, librerías independientes, gestión ante organismos institucionales y acciones promocionales y de comunicación con autores y coediciones nacionales. En Argentina y México editamos regularmente con nuestros distribuidores.

Sin embargo, no es el único modelo. En otros países otorgamos la exclusividad con excepciones: por ejemplo, en Argentina la distribuidora Waldhuter representa nuestro sello en todo el mercado, salvo la cadena de librerías Yenny – El Ateneo con más de cuarenta puntos de venta. Una consecuencia de esta decisión es el esfuerzo de coordinación de descuentos para que el lector no tenga dos precios para un mismo título.

Por último, en algunos países trabajamos con varios clientes simultáneamente. Es el caso de Ecuador, donde directamente tenemos cuenta con las cadenas Mr. Books y La Española, mientras que gestores de exportación españoles, como Panoplia o Cauce, se preocupan por librerías independientes.

Puntualizar que estos modelos no son inamovibles. En Perú, Íbero Librerías partía como un interlocutor más hasta que en un momento dado le concedimos la exclusividad por la capacidad de venta que nos demostró.

SIETE
En firme o no en firme, esa es la cuestión
El paradigma de la venta en la librería latinoamericana ha cambiado y ha alterado la relación editor/distribuidor. La compra en firme ha dado paso a la “compra” en depósito o consignación. Y si persisten compras en firme a plazos de pago que superan los 180 días estamos hablando, con sinceridad, de pedidos encubiertos que son en realidad de consignación.

La venta en firme es un arma de doble filo. Incrementa la cuenta de resultados, pero no tiene por qué incrementar la tesorería del editor. Elaborar pedidos en firme con tus distribuidores implica una doble responsabilidad: que ellos no acumulen existencias (stock) y el editor no acumule deudas. Pedidos pequeños y diseñados inteligentemente con un distribuidor solvente que tiene varios embarques al año parece una fórmula idónea.

No es posible esta mecánica de venta en firme para todos los casos. Se impone enviar pedidos en consignación o depósito, cuidadosamente diseñados también para el destino final y sus lectores.

Con los distribuidores que trabajamos bajo esta fórmula, hemos pautado liquidaciones trimestrales que se abonan ese mismo mes o bien a noventa días, dependiendo del acuerdo. En nuestro caso: enero, abril, julio y octubre, coincidiendo con las obligaciones fiscales para una empresa en España.

Y una nota a pie de página: con algún distribuidor combinamos el firme y el depósito. En nuestro caso, nuestra línea clásica de títulos, normalmente de más de mil páginas y un precio aproximado de treinta y cinco euros, sólo sale de nuestra editorial en firme.

OCHO
En el universo de la coedición
La coedición entre editores para optimizar recursos y posibilidades frente a monopolios más grandes es una de las mejores opciones.

Más que la coedición, Páginas de espuma practica la poliedición. La especialización en cuento de la editorial ha originado felizmente que hayan acudido a su catálogo escritores cuyas novelas se publican en otras dimensiones editoriales, pero la narrativa breve se queda con nosotros. Esto nos ha empujado a buscar una solución eficaz para demostrarles a ellos y a sus agentes que somos capaces de ofrecer una viabilidad y visibilidad semejante a la de grandes grupos.

Pondré dos ejemplos. El primero. Samanta Schweblin y su libro Siete casas vacías fue publicado entre mayo de 2015 y mayo de 2017 en España, Argentina, México y Bolivia (las ediciones peruana y colombiana salieron desde España). El resultado son doce ediciones en dos años. En Argentina y México las ediciones corrieron a cargo de nuestros distribuidores. Hemos vendido más ejemplares en Argentina que en España.

El segundo, más modesto, pero no obstante muy ilustrativo de cómo potenciar un mercado difícil y lejano. Los libros de cuentos de Edmundo Paz Soldán en su país natal, Bolivia, son coeditados con la editorial Nuevo Milenio. El último título, Las visiones, ha alcanzado la tercera edición. Algo impensable con ejemplares exportados desde España.

NUEVE, PARA IR ACABANDO
Viajante y feriante en un falso cementerio de editores
Se dice que “Latinoamérica puede ser un cementerio de editores”. No opino lo mismo en absoluto: al cementerio los muertos van bien muertos. Yo desde luego me siento muy vivo cuando viajo con mis libros bajo el brazo.

DIEZ, EL BONUS TRACK FINAL
Lo fundamental aquí, como en todo buen bonus track
El editor no debe olvidar pasear por las ciudades que visita;
comer siempre fuera del hotel;
indispensable, hablar con los taxistas;
perderse por un centro comercial;
comprar comida en un supermercado;
o que te regalen ropa, porque exportar libros también es que nuestra querida librera porteña Natu Poblet, que nos dejó hace muy poco, te obsequie una camiseta de Julio Cortázar. Y claro, uno es editor de cuentos. Y los cuentos también se editan entre dos orillas.

Gracias.

[1] Este texto fue leído en Otra Mirada, Encuentro de Librerías y Editoriales Independientes Iberoamericanas, que tuvo lugar en La Antigua de Guatemala entre los días 11 y 13 de julio de 2017. Dicho encuentro fue organizado por las librerías Cálamo de España y Sophos de Guatemala. La mesa redonda en la que participó Juan Casamayor fue coordinada bajo el epígrafe “Editar/comercializar a ambos lados del mar” e intervinieron además Alfredo Landman de Gedisa Editorial y NED Ediciones (España, México, Argentina) y Sally Avigdor de Los Libros del Zorro Rojo (Argentina, México y España).