A través de cartas dirigidas a la titular del sector, Marilú Martens Cortés, diversas organizaciones expertas apoyaron la decisión técnica del Ministerio de Educación (Minedu) de mantener la edad cronológica límite para acceder a la Educación Inicial con tres años cumplidos al 31 de marzo y seis años cumplidos en igual fecha tope para ingresar a primer grado de Primaria.
Afirman que la fecha de corte establecida por el Minedu asegura la escolaridad exitosa de los niños y niñas protegiendo su normal desarrollo emocional y cognitivo, a diferencia de un proyecto de ley del Congreso de la República que pretende ampliar hasta el 31 de julio la edad límite, sin tener en cuenta evidencias científicas y aspectos pedagógicos básicos.
Explican que la propuesta del Congreso no es conveniente para los niños porque eso supondría poner en una misma aula a niños de tres años recién cumplidos con otros que tienen tres años y medio o más. Eso es negativo porque en los primeros años de nacidos la diferencia de meses es significativa en términos de aprendizaje y porque los menores se sienten frustrados o estresados al no poder alcanzar los mismos progresos o logros que los mayores.
Al respecto el Consejo Nacional de Educación (CNE) explica que en estas situaciones los niños tienden a sentirse también angustiados, afectados emocionalmente y se intimidan con consecuencias que puedan extenderse por toda la vida escolar. Advierte que hay investigaciones que alertan que la insuficiencia de juego a temprana edad aumenta los indicadores de estrés y los problemas de salud mental en los niños.
El Grupo Impulsor de Educación Inicial (GIEI) –integrado por instituciones y profesionales representativos del quehacer educativo— expresó su rechazo al proyecto del Congreso porque permitiría la “matrícula prematura”. Advierte que países líderes en educación hacen exactamente lo contrario a lo señalado por el Congreso porque se sabe que “el impacto del ingreso temprano a la escolaridad afecta el desempeño en la educación básica y superior”.
Agrega que la escolaridad prematura afecta el desarrollo de la madurez emocional que es la base de los procesos de aprendizaje y recuerda que los pequeños requieren de experiencias de movimientos placenteros y sin presiones para que sus proceso sinápticos (conexiones cerebrales) aumenten y se multipliquen.
“Los niños hasta antes de los 6 años aprenden jugando libre y espontáneamente, lo que les permite expresarse, interactuar y desarrollar su capacidad de simbolizar, representar y comprender el mundo”, señala. A modo de evidencia indica que un estudio realizado por el Minedu en el 2014, sobre una muestra de 15.873 niños de 5 años, determinó que los menores de la clase presentaron mayores dificultades en el aprendizaje.
GIEI advierte además que el proyecto de ley del Congreso aumentaría la demanda de matrículas en edad prematura y a futuro incrementaría el ingreso de estudiantes con apenas 16 años cumplidos a las universidades, provocándose luego una alta tasa de deserción y generando ineficiencia en el gasto público y afectando la economía familiar.
El Consorcio de Centros Educativos Católicos (CIEC) opina que el proyecto planteado es una propuesta innecesaria que “está fuera de toda programación seria”, más aún considerando que ya muchos colegios han concluido sus procesos de admisión para Inicial y primer grado 2017. “Iniciar la escolaridad a temprana edad, pone en riesgo el equilibrio emocional y socio cognitivo de los estudiantes”, afirma.
De igual manera el Minedu ha recibido el apoyo de la Red de Promoción de la Infancia, la Organización Mundial de Educación Inicial, UNICEF, Save the Children, Grade, así como de institutos y universidades. Se debe recordar que la Ley Nº 28044 – Ley General de Educación establece que el Estado garantice que el tiempo educativo se equipare a los estándares internacionales y el Minedu recuerda a los padres y madres de familias asegurar la matrícula oportuna de sus hijos e hijas, respetando su normal desarrollo emocional y cognitivo.