Por Diana Marcela Rey
El sector audiovisual, compuesto por el cine, el video, la televisión abierta y la televisión por suscripción, es uno de los que más contribuye a las economías iberoamericanas entre las Industrias Protegidas por el Derecho de Autor, IPDA, por sus elevados aportes al Producto Interno Bruto, PIB, sus altos niveles de facturación y el volumen de sus exportaciones.
Para el año 1997 los audiovisuales generaron en Argentina, Brasil, Chile, México, Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Estados Unidos, España y Portugal un total de 17.210 millones de dólares, de los cuales el 51,5 por ciento procedía de la televisión abierta publicitaria, un 31 por ciento de la televisión de pago y un 17 por ciento del cine-vídeo, como lo afirmó Enrique Bustamante en su estudio “La televisión en Iberoamérica: el nudo de cooperación cultural”.
El predominio de la televisión pública en relación a la señal por suscripción privada y el cine se mantuvo durante los últimos años, al punto que según el estudio de Becerra y Mastrini, con año base 2005, los países latinoamericanos recaudaron 12.879 millones de dólares en el subsector, de los cuales tan sólo 756,83 millones fueron provenientes del cine. Una tendencia que también se ve para el caso español, donde según datos de la investigación de DBK Madrid para el mismo año, el cine generó 189,3 millones de dólares, mientras la televisión llegó a 506,2 millones*.