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El caso Ferrante

Autor
Coordinación Comunicaciones
Fecha
20 noviembre, 2016

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El pasado mes de octubre el periodista Claudio Gatti resolvió uno de los misterios más grandes de la literatura contemporánea, la verdadera identidad de la novelista Elena Ferrante. Ante la polémica que desató su descubrimiento, Gatti, periodista del New York Review of Books y de Il Sole 24 Ore, declaró que los lectores estaban en “su derecho” de conocer a la persona detrás del seudónimo. Elena Ferrante es el nombre detrás de la saga napolitana “dos amigas”, que ha vendido  cerca de  2.6 millones de ejemplares en Italia y que sigue cautivando a lectores del mundo entero con novelas llenas de misterio y profundidad. Hasta octubre de este año solamente sus editores, Sandro Ferri y Sandra Ozzola, conocían a la autora de “La amiga estupenda”. Lo único que teníamos los lectores eran sus libros.

¿Pero quién es la persona detrás del nombre? Cuando le hacen esta pregunta, ella responde: “Soy Elena Ferrante. He publicado seis libros en 20 años. ¿No es eso suficiente?” y de esta manera la autora cierra una de las pocas entrevistas que ha dado por escrito, publicada en Corriere della Sera el 20 de noviembre del 2011, bajo el título “Ferrante: feliz de no estar allí” (enlace: http://lettura.corriere.it/news/ferrante-felice-di-non-esserci/).

Ya hoy, cuando todo ha salido a la luz, algunos se cuestionan:¿Qué tan necesario era conocer a Anita Raja, su verdadera identidad? Una traductora napolitana que decidió publicar sus novelas bajo seudónimo para mantenerse, voluntariamente, lejos del ojo público. Su último libro, Frantumaglia, recopila más de veinte años de cartas, entrevistas y ensayos en las que podemos entrever la dinámica de la relación con sus editores y la decisión, tomada una y otra vez, de no revelar su identidad. En septiembre de 1991, justo antes de publicar su primer libro, Ferrante le escribe a Sandra Ozzola:

Bien sabes que explicar todas las razones de mi decisión es difícil . Sólo diré que es una especie de apuesta conmigo misma, con mis convicciones. Creo que los libros, una vez escritos, no tiene necesidad de su autor. Si tienen algo que decir encontrarán, eventualmente, lectores, si no, no lo harán.

Años después no queda duda de que sus libros han encontrado quien los lea, aunque esto parece no ser suficiente para el público. En el 2002, después de la publicación de “Días de abandono” Elena Ferrante decidió conceder tres entrevistas por escrito:

Querido Sandro,
Dices que es necesario hacer entrevistas, sé que tienes razón. Dile a Fofi que me envíe las preguntas, las responderé. Espero haber crecido en estos diez años. En mi defensa solo diré lo siguiente: En los juegos con los periódicos uno siempre termina mintiendo, y la raíz de esa mentira es la necesidad de ofrecerse al público de la mejor forma, con pensamientos que se adapten al rol, con el maquillaje que imaginamos correcto.

Yo no odio las mentiras, en absoluto, las encuentro útiles y en mi vida he recurrido a ellas para protegerme. Pero mentir sobre libros me hace sufrir,  creo que la ficción literaria está hecha para decir siempre la verdad.

Me importa mucho la verdad en «Días de abandono» y no quisiera hablar de ella resignadamente para cumplir con las expectativas implícitas de las preguntas. Lo ideal para mí sería obtener, por medio de respuestas cortas, el mismo efecto que la literatura: poder orquestar mentiras que siempre digan la verdad. En otras palabras, veamos de qué soy capaz. Creo que estoy en forma, tiendo a decir la verdad por medio de mentiras incluso si escribo una nota de felicitación. Envíame las preguntas tan pronto las tengas.

Con estas palabras, Elena Ferrante nos recuerda por qué empezamos a leerla. Con suerte Anita Raja no dejará de escribir, y Elena Ferrante continuará dándole peso a la creencia de que lo mejor que puede dar un autor a su público es su obra.