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Los autores europeos le plantan cara a las grandes plataformas de contenidos

Autor
Coordinación Comunicaciones
Data
16 junho, 2017

En Europa los autores se han unido para reivindicar sus derechos. Hacen un llamado a los gobiernos y plataformas digitales para que se reconozca apropiadamente su trabajo en la creación de los contenidos culturales que circulan en internet.

En el marco de las discusiones sobre el Mercado Único Digital en Bruselas, más de 70 músicos, artistas y escritores, de la mano de las entidades de gestión colectiva, denunciaron que no reciben una remuneración justa de plataformas como YouTube, que se lucran al rentabilizar publicitariamente sus obras. Por ello pidieron a los gobiernos adoptar medidas como parte de las estrategias que buscan adecuar la legislación europea a las nuevas dinámicas comerciales.

Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable del Mercado Único Digital, afirmó que la situación actual de los autores no es buena y respaldó su posición. Reconoció que existe una disparidad preocupante entre los esquemas de retribución de las compañías del sector. Al respecto señaló que “Hay plataformas con 142 millones de suscriptores que pagan 2.000 millones al año a los creadores y otras con 1.000 millones de suscriptores que solo contribuyen con 600 millones” refiriéndose a Spotify y YouTube sin mencionarlas.

La industria de la música ha sido una de las más enfáticas en manifestarse contra las actuales políticas de remuneración de los proveedores de servicios bajo demanda, reprochando particularmente las acciones de YouTube. Señalan que es inaceptable la gran asimetría existente entre los beneficios efectivamente transferidos al sector que crea los contenidos y los ingresos recibidos por este tipo de plataformas, que no ofrecen directamente la música y se lucran de los archivos puestos a disposición por terceros.

Tal disparidad en el pago estaría basada, en parte, en el abuso de las normas de puertos seguros. En virtud de tales disposiciones las empresas que fungen como simples intermediarios se eximen de responsabilidad por las infracciones de propiedad intelectual en que incurran sus usuarios. Además solo deben eliminar los materiales ilegales una vez reciben una notificación que les alerte de tal situación, la cual generalmente proviene de las discográficas o las sociedades de gestión colectiva.

En virtud de estos puertos seguros YouTube puede seguir funcionando sin pagar licencias a los titulares de derechos ya que le bastaría con rentabilizar únicamente los materiales compartidos por sus usuarios, sean estos legales o no. En concreto, podría ofrecer la música de Adele subida por sus fans sin necesidad de contar con la autorización previa de la cantante o realizar pagos por tal concepto.

Como tales licencias no son indispensables, la compañía negocia con precios artificialmente bajos en comparación con los de Spotify, Deezer o iTunes, que siempre se ven obligados a suscribir estos contratos para prestar sus servicios, dado que ofrecen directamente la música y no se pueden amparar en las citadas normas.

La solución propuesta por el sector conlleva la diferenciación entre las empresas que se limitan a proveer el servicio técnico y operativo de intermediación sin que efectivamente ejerzan un control sobre la información que almacenan o transmiten, y las páginas que a pesar de no ofrecer directamente los contenidos, sí juegan un papel activo en su manejo. Éstas últimas, cuentan con estructuras de optimización como las recomendaciones basadas en las reproducciones previas que permiten mejorar la experiencia del usuario y garantizan un aumento en el flujo de ingresos por publicidad.

Entonces, los puertos seguros deberían aplicar solo a los intermediarios que se inscriben en la primera clasificación, como WordPress o los servicios de correo electrónico, excluyendo expresamente modelos como el de YouTube o SoundCloud que no tendrían una función puramente técnica en la intermediación. Para la industria, tal cambio permitiría crear condiciones más justas en el mercado tanto para los artistas como para las plataformas de suscripción.

La Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) asegura que la oferta digital de contenidos representa a la vez una gran oportunidad y un enorme desafío en el que los gobiernos deben intervenir. En su último informe sobre el estado de la industria, señala que en el 2016 la participación de los servicios de streaming creció en un 60,4% a nivel mundial mientras los ingresos por descargas y ventas físicas disminuyeron en 20,5% y 7,6% respectivamente, confirmado que las modificaciones en las dinámicas actuales de negociación son apremiantes.