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¿Cómo se comportó el mercado editorial en la última década? Tercera parte*

Autor
Mariana Bueno
Fecha
18 diciembre, 2019

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En la segunda parte de este texto fue posible comparar los mercados editoriales de los ocho países analizados; fue posible ponerlos uno al lado del otro y ver cómo fue realmente su desempeño y observar cuál fue su pérdida real en comparación con los demás. Se analizaron también los distintos subsectores en tres países de América Latina (Brasil Colombia y México): didácticos, Trade o interés general y CTP tuvieron un desempeño diferente en cada uno de los países, lo que puso de manifiesto que las caídas en los ingresos de los mercados editoriales de cada país estuvieron determinados por diferentes categorías. También se señaló que el los gobiernos de Brasil y México juegan un papel importante para el mercado editorial de sus respectivos países y, aunque la forma de acción y regulación es diferente, este papel es especialmente relevante en el subsector de los libros didácticos.

Frente a este escenario surgió una reflexión: los índices educativos afectan de alguna manera el desempeño de los mercados editoriales. Los países con mejor desempeño educativo también tienen mercados más maduros y sufren menos los efectos de las transformaciones tecnológicas y las crisis económicas. Fue necesario entonces determinar qué índice educativo utilizar para establecer una posible relación con el desempeño del mercado. Por tratarse del mercado editorial y, por lo tanto, de apuntar a un universo de lectores potenciales, consumidores capaces de absorber el contenido producido por esta industria, el índice seleccionado fue el de PISA, cuyo objetivo es retratar el desempeño de los estudiantes de 15 años en unos 60 países. Se evalúan tres categorías diferentes, lectura, matemáticas y ciencias, basándose en la idea de alfabetización funcional. En pocas palabras, en lugar de verificar si los sujetos pueden resolver una pregunta, el objetivo es comprobar que hacen un uso competente de su lengua en las tres categorías, lo que lo califica como alguien apto para la comprensión y la resolución de problemas y sus implicaciones en la vida.  Aunque el promedio general de PISA refleja, por tanto, la capacidad de lectura de los estudiantes, se observaron en particular los resultados para la categoría de lectura, ya que el enfoque del análisis es el mercado editorial.

Tabla 1. Resultados en el área de lectura en PISA (2006-2015)

La tabla anterior permite observar una coincidencia entre los resultados en PISA  y el desempeño del mercado editorial en cada país. Por supuesto, no es posible establecer una relación estadística: no se puede sostener la afirmación de que los índices educativos determinen directa o indirectamente el comportamiento del mercado editorial, ni tampoco establecer una relación causal entre una cosa y otra. Sin embargo, no se puede negar que los países con los mercados editoriales más fuertes, con la menor pérdida real en la última década, son también los países con los mejores resultados en PISA.

En 2015, el promedio PISA en lectura fue de 487 y los tres países latinoamericanos tuvieron un desempeño inferior. Entre los ocho países analizados en este estudio publicado en tres partes, Brasil se situó siempre en las últimas posiciones, pese a que se trata de la novena economía más grande del mundo. En 2015, solo estuvo por encima de Perú, en el conjunto de América Latina en el área de lectura.

Es un hecho que el mercado del libro de los ocho países ha sufrido un impacto negativo en la última década: en todos los casos tuvo un rendimiento inferior al de la economía. También es un hecho que la caída en el mercado brasileño fue significativamente mayor que en otros países. Además, en Brasil, el obtener por escala una ganancia que compensara la reducción significativa en los precios de los libros fue una expectativa frustrada. Todo esto nos lleva de vuelta a la pregunta inicial de este estudio: ¿son estos elementos suficientes para explicar la caída del mercado brasileño? y, además, ¿por qué el mercado editorial brasileño no pudo expandir su mercado de consumo durante un periodo de crecimiento económico, con una política económica orientada hacia la expansión del crédito?

Conviene volver a los índices educativos para dar respuesta a estas preguntas. PISA, que permite hacer comparaciones entre el nivel educativo de los países, ya mostró el bajo rendimiento brasileño. Ahora analizaremos un índice educativo nacional para comprender mejor la situación. Los resultados del INAF3 —un indicador de la alfabetización funcional en Brasil, que tiene el mismo principio que PISA y analiza el nivel de alfabetización de la población brasileña entre los 15 y 64 años, mediante la evaluación de las habilidades y prácticas de lectura, escritura y matemáticas aplicadas a la vida cotidiana— muestran que la realidad educativa brasileña impone límites claros a la expansión del mercado editorial en el país.

Tabla 2. Niveles de analfabetismo en Brasil, de acuerdo con el INAF (2001-2018)

Fuente: tomado del informe de los resultados del INAF 2018 presentado por el Instituto Paulo Montenegro.

Entre 2001 y 2002, el país tenía 39% de analfabetos funcionales, en 2018 este número cayó diez puntos porcentuales: el 29% de la población es considerada analfabeta funcional. Sin embargo, al observar cómo y dónde produjo esta reducción, se comprueba que esta ocurrió desde la base hasta la mitad de la pirámide, mientras en la parte superior no hubo cambios: el mismo 12% de 2001-2002 se observa en 2018. Es decir que el sector de la población con plena capacidad de lectura sigue siendo el mismo.

Tabla 3. Distribución de la población brasileña por niveles de alfabetización y escolariadad (2018)

Fuente: tomado del informe de los resultados del INAF 2018 presentado por el Instituto Paulo Montenegro.

Al observar la correlación entre nivel de analfabetismo y nivel de educación, se puede ver algo que puede parecer sorprendente e incluso absurdo: el 4% de la población con diploma de educación superior es considerada analfabeta funcional; un analfabeta funcional es alguien que tiene la capacidad de reconocer el letrero de un autobús, de escribir su nombre, de hacer una lista de compras, pero no tiene la habilidad de leer un libro. Leer es mucho más que unir sujeto, verbo y predicado. La lectura requiere comprensión y abstracción. Los índices educativos revelan que Brasil, desafortunadamente, está lejos de esta realidad.

La venta de libros per cápita puede ser un buen reflejo de la conexión entre el mercado y los índices educativos. En los países latinoamericanos apenas se venden 1,5 libros por habitante.(Si se consideran las ventas al gobierno, en Brasil se venden en promedio 2 libros al año por habitante).

México: venta de libros per cápita (sin contar gobierno)

Colombia: venta de libros per cápita

Brasil: venta de libros per cápita (sin contar gobierno)

Ya los países de economías desarrolladas, con índices educativos más elevados, presentan un número considerablemente mayor de libros per cápita.

España: venta de libros per cápita

Reino Unido: venta de libros per cápita

Francia: venta de libros per cápita

En este sentido, no es difícil suponer que los índices educativos tienen una fuerte relación con el desempeño y la maduración de los mercados editoriales en diferentes países. No es difícil concluir que el mercado editorial en países con mayores déficits educativos sentirá con mayor fuerza las transformaciones y los efectos de las nuevas tecnologías. Es imposible pensar en un mercado editorial fuerte, próspero, con un volumen considerable de ventas y una intensa producción de títulos, en un país analfabeto. Sería como creer que una empresa de champú pudiera romper los récords de ventas en un universo de personas calvas.

Los datos endógenos para el mercado en sí son fundamentales para comprender su desempeño y poder desarrollar estrategias, pero están lejos de ser suficientes para garantizar un análisis amplio y profundo del escenario en el que actúa. Es evidente que la educación es una dimensión importante para el mercado editorial; sin embargo, hay otras dimensiones importantes que también deben considerarse, como por ejemplo el acceso a la cultura, la capacidad de consumo y el acceso a dispositivos y tecnología. Por supuesto que todos reconocen que el libro tiene una función social y, muchas veces, falta una conexión entre la función social del libro y el mercado. Las transformaciones por las que atraviesa el mercado son una ventana de oportunidades para que avancemos en esta dirección, así como también para que se produzcan otros estudios.

Fuentes

https://data.imf.org

http://www.oecd.org/

https://publishers.org/

http://pesquisaeditoras.fipe.org.br/

https://www.boersenverein.de

https://www.federacioneditores.org/

https://www.publishers.org.uk/

http://www.caniem.com/

https://camlibro.com.co

*Los datos de este estudio se recopilaron en 2018 y el análisis se realizó en 2019.

Agradezco la paciencia y colaboración de Carlo Carreño, quien me ayudó con las conexiones necesarias; a Rüdiger Wischenbart por su ayuda, por sus charlas y aclaraciones; a Marcos da Veiga Pereira por las numerosas incitaciones para la realización de este estudio; a la CBL y al SNEL por los casi diez años de colaboración y confianza, y al Cerlalc por el intercambio de ideas y por el espacio para su publicación.