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Edición universitaria en América Latina: lo que dicen los datos

No hay duda de que el sector de la edición universitaria en América Latina se ha fortalecido durante los últimos diez años. Es grato reconocer que de aquel sector que necesitaba urgentemente contar con políticas que aseguraran su autonomía y continuidad, que fomentaran la profesionalización de sus equipos y que identificaba en la piratería y la fotocopia ilegal su principal obstáculo, tan bien caracterizado en la investigación Las editoriales universitarias en América latina[1], hoy exista una versión adulta que tiene clara su misión como vehículo para difundir conocimientos útiles para el desarrollo de las sociedades.

Es incluso más satisfactorio saber que la edición universitaria no solo se ha fortalecido, sino que se ha posicionado como uno de los segmentos con mejor proyección dentro de la industria editorial en Latinoamérica. Porque mientras otros agentes del ecosistema del libro tienen dificultades para adaptar su tradicional modelo de negocio a los cambios que generan el uso de las nuevas tecnologías y los nuevos enfoques de las políticas internacionales que fomentan el acceso libre al conocimiento, los modelos alternativos e independientes de las editoriales universitarias han logrado implementar estrategias novedosas para fomentar la publicación digital, al acceso abierto a los contenidos y la promoción de la bibliodiversidad.

Estas afirmaciones halagadoras y optimistas tienen un sustento real en los datos recolectados por las agencias de ISBN de la región y que han sido analizados ampliamente en la investigación El espacio iberoamericano del libro 2016[2], publicada por el Cerlalc este año. Según los análisis del Cerlalc, en el 2015, los avances de la edición universitaria de la región son importantes: su participación en el total de libros editados en América Latina se ha incrementado y es significativa, la cantidad de títulos también ha crecido y no dejan de hacerlo año tras año y hoy imprimen más ejemplares y publican más en formatos digitales que cualquier otro agente editorial. Además, los libros son de tantas y tan variadas áreas del conocimiento como son diversos los programas curriculares que existen en la gran red de universidades del sistema educativo latinoamericano. Pero veamos lo que dicen los datos sobre la edición universitaria de Latinoamérica.

Las editoriales universitarias latinoamericanas hoy tienen más títulos y logran una participación mayor en la producción editorial total de sus países, lo que favorece la bibliodiversidad en la región.
En nueve países de América Latina, los títulos registrados por las editoriales universitarias superan el 10 %. Los casos más significativos son los de Costa Rica, en donde la participación de las publicaciones universitarias es del 26%. En Ecuador y en Colombia, alcanzan el 20,5 %. En El Salvador es del 20%, en México es del 16%, en Perú del 14%, en Chile del 12%, en Nicaragua del 11% y en Venezuela del 10%. En Colombia, por ejemplo, los 3634 libros registrados por editoriales universitarias representan el 20,5% de los libros registrados en el 2015, que son 17 723. En todo caso, entre los países de la región hay asimetrías. Eso lo confirma que, por ejemplo, en República Dominicana la participación solo alcanza el 6%, en Bolivia el 3% y en Paraguay el 2%.

Las editoriales universitarias latinoamericanas hoy producen más ejemplares de sus títulos, lo que favorece el acceso y la difusión del conocimiento.
Según los datos de las agencias ISBN de la región, las editoriales universitarias imprimieron 10,4 millones de ejemplares de sus títulos en el 2015, lo que representa un aumento del 27% respecto al 2014. Los países que tienen el promedio de ejemplares por título más alto son Brasil con 1080 ejemplares, México con 831 y Perú con 757. El caso de Colombia es especial porque, aunque las editoriales universitarias publicaron más títulos en el 2015, la cantidad de ejemplares impresos disminuyó en un 25% en comparación con el 2008. Esto puede tener que ver con que las políticas de las editoriales universitarias colombianas han determinado racionalizar los tirajes de las ediciones demasiado especializadas y técnicas y han optado por fortalecer la publicación en formatos digitales.

Las editoriales universitarias latinoamericanas hoy publican más títulos en formato digital, lo que favorece el acceso al conocimiento a través del uso de las tecnologías de la información.
En el 2015, la edición de títulos universitarios latinoamericanos en formatos digitales alcanzó el 34% de las obras que publicaron estos agentes editoriales el mismo año. Esto representa un aumento de casi el doble en relación con los títulos aparecidos en formatos digitales en el 2010 y un avance importante en la inclusión del uso de las tecnologías de la información en las políticas editoriales. Pero este indicador contiene una alerta: la publicación digital continúa siendo mayoritariamente en PDF. Esto supone la necesidad de crear capacidades técnicas en lo que respecta al libro digital en las editoriales universitarias. En el caso colombiano, por ejemplo, de los 1422 libros digitales registrados por las universidades, 910 aparecieron en .pdf y solo 404 en .epub. Los pocos títulos restantes se publicaron en .html, .exe, .asci y en aplicaciones para IOS y Android.

Las editoriales universitarias en América Latina hoy publican en todas las áreas del conocimiento. Esto prueba que están cumpliendo con su misión de favorecer el desarrollo social de los países a través de la producción y difusión de conocimientos relevantes y útiles para la sociedad.
En América Latina, la materia predominante son las ciencias sociales, con un 38% de participación; después está la tecnología con un 13% y la literatura con un 8%. Pero este resultado que se presenta de forma simple es tan complejo de calcular como es compleja la clasificación temática en los registros de las agencias ISBN. Un ejemplo claro es el de Colombia, donde los 3634 libros registrados por editoriales universitarias en el 2015 fueron clasificados en 508 áreas de conocimiento. Esto resulta en una temática por cada 6 libros. Además de indicar una gigantesca variedad de campos temáticos, esto también indica un cierto grado de desorganización que afecta la catalogación y el acceso a los libros.

Los datos de las agencias de ISBN de la región no mienten: los contundentes avances que la edición ha alcanzado en las universidades en América Latina son reales. La explicación de estos afortunados adelantos debe ser compleja y extensa, pero me atrevo a identificar dos causas principales que se originan en el interior mismo del sistema educativo universitario. La primera es que las políticas de fomento a la investigación se convirtieron en una condición obligatoria en las instituciones, lo que propicia que las universidades y sus profesores investigadores produzcan cada año más conocimientos en todas las áreas. La segunda es que dentro de los sistemas académicos fueron finalmente identificadas las oficinas de publicaciones como medios efectivos para la difusión de esa gran cantidad de conocimientos recientemente producidos. Esto permitió la tecnificación de las editoriales y la profesionalización de sus equipos.

Esta evidente relación de interdependencia de las editoriales y sus universidades hace que las 846 editoriales identificadas por las agencias ISBN reflejen las particularidades de la academia de cada uno de los países y las características generales del sistema educativo de Latinoamérica. Los datos dan de nuevo varias pistas que confirman esta afirmación. Por ejemplo, es significativo que la concentración de editoriales universitarias de la región se encuentre en solo tres países: Brasil, con un 23%, México, con el 18% y Colombia, con el 15%, suman el 56%. También dice mucho que, por ejemplo, en Colombia, el registro de libros universitarios se concentra en Bogotá, con un 51% de títulos registrados, y que en este país las universidades privadas publiquen más títulos que las universidades públicas (esta tendencia incluye la producción de libros digitales).

Tampoco podemos perder de vista que el fortalecimiento del sector editorial universitario en Latinoamérica es asimétrico y que no todas las editoriales cuentan con catálogos consolidados o con canales efectivos de distribución y comercialización, que las necesidades de profesionalización persisten y que todavía muchos gobiernos académicos desconocen los procesos propios de la publicación de libros. También subsisten algunos problemas: los catálogos mantienen libros con incidencia más política de los órganos de gobierno que de las agendas académicas; los diseños de las colecciones carecen de criterios estéticos definidos y podrían inspirarse más en la edición comercial; las librerías académicas escasean y las existentes no trabajan en red con las universidades; y, por último, las plantillas de editores tienen salarios menores que las de la edición nacional comercial, lo que los hace menos competitivos. Estos cuellos de botella no son irremediables, pero deben ser enfrentados con rapidez.

Para finalizar, hay que entender que el fortalecimiento generalizado de la industria editorial universitaria implica la aparición de nuevas problemáticas y de nuevos retos que requieren de acciones inmediatas por parte de todos los actores que hacen parte del sector. También es fundamental identificar que el más importante de estos retos es que los contenidos académicos y científicos sean percibidos como diversos, interesantes y útiles, para de esta manera crear y consolidar su público lector objetivo. Sería injusto no reconocer que este trabajo se viene haciendo. Prueba de esto es la presencia del debate sobre edición universitaria en las agendas culturales de las ferias del libro de Madrid, Lima, Bogotá, Panamá, Buenos Aires y Guadalajara, por mencionar algunas. Pero los esfuerzos necesarios sobrepasan el debate e incluyen temas como la función de los medios de comunicación, que desde la especialidad del periodismo científico pueden acercar el conocimiento académico a los públicos, y fomentar la participación de los títulos universitarios en los procesos de compras de libros que dotan a las bibliotecas públicas, lo que mejoraría el acceso abierto y público al conocimiento para todos. Una especial mención merece la reciente realización de la primera edición de la Feria Internacional del Libro Universitario de la UNAM, en la Ciudad de México, que es una prueba inequívoca del compromiso de la sociedad (gobiernos, empresa privada, academia y sociedad civil) con la creación de sociedades lectoras del conocimiento producido en las universidades.

[1] Rama, Claudio; Richard Uribe y Leandro de Sagastiazábal. 2006. Las editoriales universitarias en América Latina. Bogotá: Cerlalc e Iesalc. [En línea] http://cerlalc.org/wp-content/uploads/publicaciones/olb/PUBLICACIONES_OLB_%20Las-editoriales-universitarias-en-America-Latina_v1_010106.pdf

[2] Salinas, Lenin Monak. 2017. El espacio iberoamericano del libro 2016. Bogotá: Cerlalc. [En línea] http://www.cerlalc.org/wp-content/uploads/publicaciones/olb/PUBLICACIONES_OLB_El_espacio_iberoamericano_2016_080817.pdf

Artículo publicado originalmente por la revista Unelibros 35 otoño del 2017. Sección Firma Invitada. Edición completa aquí (http://www.une.es/media/Ou1/Image2/weboctubre2017/UNE%20Libros%2035%20DIG.pdf)