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MBO’E: educar en el Paraguay desde la Primera República

Autor
David Velázquez Seiferheld
Fecha
10 abril, 2019

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El pasado 6 de marzo se inauguró la muestra MBO’E: educar en el Paraguay desde la Primera República. El guión curatorial fue elaborado por David Velázquez Seiferheld y Osvaldo Salerno, a partir de los hallazgos de la investigación denominada “Relaciones históricas entre Autoritarismo y Educación en el Paraguay 1869–2012”.  Esta actividad se inscribe en los veinte años del Centro Cultural Citibank, y del acuerdo entre éste y el Centro de Artes Visuales–Museo del Barro, en cuya sala se exhibe la muestra. Los objetos exhibidos en ella forman parte de acervos, colecciones y patrimonios tanto públicos como privados.

MBO’E está organizada a través de once espacios temáticos: los primeros corresponden al periodo de la llamada Primera República (1811–1870) y abarcan, incluso, los años posteriores a la Guerra de la Triple Alianza (1865–1870). Las siguientes vitrinas muestran las épocas de aparición del normalismo docente en el Paraguay, así como la reforma educativa basada en la Escuela Activa dirigida por el educador Ramón Indalecio Cardozo (1876–1943).

A continuación, aparece el periodo militarista, caracterizado por el proyecto de modernización autoritaria (1936–1989) y, finalmente, tres vitrinas en las que se refleja el papel de la educación artística y la Educación por el Arte. Una instalación de Mónica González, Educación, interactúa con el público. Los objetos de la muestra pertenecen a colecciones, acervos y patrimonios públicos y privados, de diversos lugares del Paraguay.

La exposición interpela al visitante a partir de la familiaridad con, y la significatividad de, los objetos: “¿Podemos imaginarnos”, señalamos en el texto curatorial, “la historia de la educación paraguaya al implicarnos con objetos que nos son familiares y dotados de una carga emocional que nos remite a la memoria de nuestra propia infancia y adolescencia?”

Para abrir líneas de fuga no necesariamente convergentes, de posibles respuestas, están los objetos: “La práctica caligráfica y la lectoescritura, el castigo físico, la imaginería cívica y religiosa, los cuadernos con sus contenidos, notas y observaciones, los libros de texto, normas, reglamentos, uniformes y mobiliario escolar nos permiten imaginar la educación paraguaya y bucear en el tiempo entre continuidad y cambio.”, explicamos.

Para ello, la museografía propone escenarios en los que los objetos no están simplemente exhibidos, sino que mediante su ubicación en el espacio, las referencias temporales, las metáforas que provocan las luces y las sombras del espacio de la muestra inducen a emociones y reflexiones que, apoyados en la estética tanto como en la historia, las incluyen a la vez que las trascienden, dialogando con cada visitante de modo tal que construye su propia narrativa de la educación paraguaya.

Los juguetes de todas las épocas están ahí evocando la presencia/ausencia del sujeto ideal, a veces presente, a veces ausente en la historia de la educación: la niñez, a su vez construida por la escuela y sus dispositivos. Los textos también los evocan en los detalles de las anotaciones en las márgenes, o de la escritura descuidada de quien parece aburrirse en una clase. La docencia está en la palmeta (reproducción de una antigua palmeta de castigo), el azote; la plana ordenada y meticulosa en la caligrafía, y el rostro femenino del magisterio, en las efigies de las grandes educadoras (Asunción Escalada, Adela Speratti, María Felicidad González, Serafina Dávalos), así como en su producción específicamente educativa (Ercilia Talavera). La  presencia reguladora del estado está presente en las revistas, programas de estudio, normas y reglamentos.

Las vitrinas de Educación y Arte constituyen un conjunto temático basado en la recuperación de la memoria de procesos que en su momento fueron disruptivos: la enseñanza sistemática de la educación artística, primero en el Instituto Paraguayo y luego en las escuelas, y luego, la introducción sistemática de Educación por el Arte desde la Escolinha (1959) fundada por Olga Blinder, Adela Solano López y Lotte Schulz, a partir de las orientaciones del educador pernambucano Augusto Rodrigues, hasta el actual Taller de Expresión Infanto–Juvenil dirigido por María Victoria “Maricha” Heisecke, heredera de la experiencia de la Escolinha inspirada en las teorías de Herbert Read.

Dos epígrafes compiten entre sí, cruzan paralelos la sala y se repelen mutuamente: uno formado por una célebre frase del Bando del 6 de enero de 1812, de la Junta Superior Gubernativa de la todavía entonces naciente República del Paraguay, y otra, en sentido opuesto, de un folleto titulado “Estudiando Felices sin Comunismo”, del Ministerio de Educación y Culto, de 1977. La sombra autoritaria, de hecho, atraviesa la sala tanto como la luz del ideal emancipador de la educación, siempre presente como aspiración.

El conjunto permanece abierto al diálogo con cada visitante: en momentos en que en el Paraguay se habla del inicio de un proceso de Transformación Educativa, la discusión a partir de la historia de la educación es una necesidad imperiosa. Como señala Díaz-Barriga: el ignorar la historia de la educación nos coloca ante una situación en la que es válido efectuar cualquier afirmación sobre la educación, sin necesidad de acudir ni a una fundamentación teórica, ni a un conocimiento de los diversos momentos por los cuales ha transitado lo educativo en su azarosa constitución”.

El crítico Ticio Escobar ha señalado con respecto a la muestra: “La exposición resulta excepcional en cuanto logra conjugar, por un lado, un riguroso análisis histórico de la educación formal en nuestro país y, por otro, la potente visualidad desplegada en su montaje. Quizá la cuestión más difícil de una muestra hoy sea la de articular el discurso teórico a partir de imágenes complejas que incluyen objetos, fotografías y valiosos documentos de un momento particularmente importante de nuestra historia. Esta muestra lo logra con creces y, al hacerlo, sugiere posibilidades de encarar la educación con imaginación y creatividad, tanto como con responsabilidad ética y sentido cívico”.