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Clústers o grupos creativos

Autor
Coordinación Comunicaciones
Data
5 novembro, 2016

Por: Andy C Pratt

Profesor de Cultura, Medios y Economía en el King’s College de Londres.

Vea los primeros artículos de Andy C. Pratt aquí

Este artículo ofrece un cambio de enfoque. Previamente, he escrito acerca de la definición, medición y organización de las industrias creativas. Todos estos son importantes temas en el reconocimiento de las industrias creativas, en cuanto a lo que son, y lo que las hace similares o diferentes de otras actividades. En este trabajo y en los dos siguientes, dirijo la atención a temas de política y gobierno: ¿cómo impulsar o dificultar el desarrollo de las industrias creativas?. Las industrias creativas plantean retos particulares para los encargados de la formulación de políticas públicas. Las dos respuestas obvias para esa pregunta no parecen ser muy efectivas: no hacer nada y esperar que la creatividad florezca, o bien, aplicar las políticas para la industria en general. La naturaleza única de la organización y el funcionamiento de las industrias creativas, la velocidad de producción, el alto riesgo y la incertidumbre, así como los difíciles vínculos con los consumidores, los sectores no comerciales y los informales, hacen que la opción de intervención sea una cuestión compleja.

En este artículo quiero explorar una respuesta que tiene muchos seguidores sobre la formulación de políticas para las industrias creativas: los clústers. En su forma más simple, esto es la localización o ubicación en un solo lugar de actividades creativas, por lo general en un distrito de la ciudad. En la actualidad existe una amplia literatura internacional que describe o promueve los clústers o grupos creativos. Al igual que como muchas ideas el éxito o el fracaso de éstos no puede definirse fácilmente. La idea de la minimización de costos de transporte y competencia interna pueden ser discutidas. Sin embargo, la co-localización no necesariamente conduce a la interacción y los costos de transporte no son por lo general la preocupación más urgente para las empresas creativas. La idea de crear un clúster creativo desde cero tiene muchos seguidores en algunas ciudades, sin embargo, hay poca evidencia para probar su éxito; hay mayor para fundamentar el mantenimiento o la mejora de lo que ya es realidad. Por otra parte, parece no haber suficiente acuerdo acerca de qué tan grande o pequeño debe ser un clúster creativo: ¿un solo edificio o espacio de trabajo, o parte de una ciudad? Por último, hay indicios de que en algunos casos, un clúster puede traer efectos adversos para los trabajadores creativos, pues puede conducir a figuras como la del aburguesamiento así como la del aumento de rentas, y eventualmente a su desplazamiento. En este caso, la ciudad puede beneficiarse a través del aumento del valor de los terrenos, pero el sector creativo pierde a través del trastorno y del desplazamiento.

Los clúster creativos son intuitivamente atractivos. Claramente, los artistas y trabajadores creativos necesitan lugares de trabajo si el sector crece, espacios que antes no existían. Las autoridades públicas actúan rápidamente para promulgar nuevas regulaciones de zonificación y apoyar o alentar invariablemente ‘fábricas de arte’ (por lo general convirtiendo en cesantes edificios de fábricas). Luego de esto se añade una gran cantidad de letreros y mercadeo: un distrito creativo ha nacido. El toque final usualmente consiste en ponerle una marca después del proceso de fabricación, por lo general un distintivo singular.

El problema es que este enfoque genera una interpretación errónea acerca de cómo opera la infraestructura de la economía creativa. Espacios apropiados son necesarios, pero no suficientes para establecer un clúster creativo. Del mismo modo la localización en un mismo lugar de los creadores es poco probable que sea efectiva a menos que ya exista interacción entre ellos. El alojamiento que permite la interacción entre creadores que potencialmente puedan tener intereses comunes/habilidades puede ser un recurso valioso. De manera que la gestión del espacio de trabajo y las necesidades de los trabajadores creativos en primera línea, es vital. Por otra parte, el valor agregado puede crearse por la prestación de los servicios colectivos que microempresas individuales o sujetos independientes no podrían proporcionar de modo individual. Los clústers que ofrecen este tipo de beneficios menos obvios, son indudablemente los más exitosos.

Así, la comprensión de la dinámica y el funcionamiento de las industrias creativas, y en particular la sub-agrupación a nivel local de estas industrias, tiene que ser parte integrante de la planificación de un grupo creativo con posibilidades de éxito. La ubicación en un mismo lugar, como ya lo he mencionado, es un sustituto de la interacción: las industrias creativas tienen una interacción en su ADN. Esta es una paradoja que muchos encuentran difícil de entender: algunas de las industrias más competitivas son también las más colaborativas. Esta es la forma en que funciona la innovación en el sector creativo. Es evidente que la flexibilidad y el rápido cambio de ritmo de muchas industrias creativas generan presiones considerables si se trata de ayudarlas, en lugar de obstaculizarlas. Las empresas basadas en proyectos de corta vida, que luego se reforman creando una nueva con diferente nombre, son un reto para la infraestructura legal y de negocios. Aquí, tenemos una importante pista adicional de por qué algunos clústers pueden ser muy efectivos: proporcionan una cantidad de trabajo, haciendo posible una carrera creativa para los creativos independientes al pasar de un proyecto a otro, sin moverse de la ciudad. Esto es beneficioso tanto para las empresas, los individuos, y por supuesto, para las ciudades en las que se encuentran.

Las industrias creativas son a menudo asociados con las ciudades, y una de las razones es que las ciudades ofrecen algunos espacios abiertos, es decir ‘en los’ sitios públicos o semi-públicos donde los creativos pueden interactuar con otros creativos y consumidores, así como encontrar información sobre puestos de trabajo y discutir competencias tácitas y conocimientos más profundos. Ya sea que estos espacios sean plazas públicas, cafeterías, bares o restaurantes que son parte vital de la infraestructura de trabajo del clúster creativo.

Después de haber establecido una “plataforma” que es física, social, económica y cultural, puede fortalecerse mediante la inversión en servicios que pueden traer importantes beneficios a largo plazo para los trabajadores creativos colectivamente asociados. Estos pueden tratarse de servicios estándar de nómina, impuestos y asesoría legal, cuentas adicionales, pero que pueden mejorarse con la formación en gestión, así como con talleres sobre conocimientos especializados. Un programa más ambicioso y estratégico también puede desarrollarse con base en la exploración de los mercados de exportación y las tendencias futuras del mercado. en el último lugar se encuentra el desarrollo de estos servicios de valor agregado y la orientación futura que es de gran beneficio. La razón es que la mayoría de las empresas del sector creativo son muy pequeñas, y como se señaló anteriormente, muchas tienen una corta vida, sumado a que su personal clave está muy centrado en su producto actual. Los servicios estratégicos tienen un costo que pocos pueden permitirse, sin embargo, son el factor que añade resistencia y sostenibilidad. Un clúster idealmente administrado puede utilizar la fuerza de las nuevas ideas junto con el entusiasmo y combinarlo con una red de apoyo que proyectará a sus miembros a un nuevo mercado.

Por lo tanto, las agrupaciones creativas o clústers pueden equivocarse fácilmente, son más que lugares de trabajo: se trata de trabajadores creativos. Lo más difícil, aunque no imposible, es tratar de identificar las maneras de mejorar realmente y nutrir la actividad creadora. Esto requiere el conocimiento sensible y profundo de las necesidades de los diferentes productores culturales, y la forma en que las sinergias entre estos pueden mantenerse y mejorarse. Esto puede ser una tarea que los poderes públicos pueden asumir, aunque por lo general no tienen el conjunto de competencias, o lo que es más importante, la confianza de los profesionales. Entonces, es probable que exista gran potencial para las organizaciones que trabajan en el tercer sector, basado en el no- lucro.

En el próximo artículo desarrollaré algunos de estos temas mediante la exploración de la capacidad local creadora.