Según un informe publicado el pasado 7 de septiembre por UNICEF, cerca de 50 millones de niños han sido desarraigados de sus lugares de origen y, de ellos, 28 millones han tenido que huir junto con sus familias debido a conflictos violentos y otras crisis sociales. Adicionalmente, la pobreza y la falta de oportunidades han empujado a muchos padres de familia alrededor del mundo a emigrar con sus hijos a otros países en busca de una mayor estabilidad económica.
Otro preocupante dato que proporciona el documento es que, si bien la población infantil representa un tercio de la población mundial, cerca de la mitad del total de refugiados son niños, lo que evidencia que los menores de edad constituyen una de las poblaciones más afectadas por este fenómeno, que pone en peligro su seguridad y hasta su vida, debido a las múltiples situaciones adversas que los pequeños y sus padres deben enfrentar en su travesía hacia lugares más seguros y que les ofrezcan mejores perspectivas de vida.
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