Por: Natalia Tovar Patarroyo
El 2 de marzo un juzgado de Madrid admitió la demanda que el cantante y productor cubano Livam y su editora Maryla Dianik Romeu presentaron contra Shakira, Carlos Vives, Sony Music Publishing Latina y otras nueve productoras, alegando que la canción, ganadora de un Grammy latino en 2016, es un plagio de su obra de 1997 “Yo te quiero tanto”.
La Sociedad General de Autores y Editores española SGAE, suspendió el reparto de los derechos sobre la canción una vez tuvo noticia de la reclamación judicial. Esta medida se mantendrá hasta tanto se tome una decisión en el caso, conforme lo establece el artículo 230bis de su reglamento interno.
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Livam argumenta que “La Bicicleta” reproduce una frase y parte del coro de su canción, también resalta que en ambas se usan acordeones y aportó un concepto pericial según el cual las dos canciones comparten «el mismo ritmo y la misma línea melódica”.
Cabe aclarar que en las obras musicales el derecho de autor protege tanto la letra como la melodía, ésta última como construcción singular que resulta de una combinación de ritmos y alturas de sonidos, mediante la cual se distingue y da forma artística a la canción.
Los ritmos, por otro lado, no son objeto de protección pues éstos son comunes a estilos de poemas, danzas y ciertos géneros musicales. Así, una persona puede escuchar diversas canciones folclóricas caribeñas e identificarlas a todas por su ritmo rápido, intenso y excitativo.
Un Software para detectar plagio en canciones
En 2009 Daniel Müllensiefen, de la Universidad de Londres y Marc Pendzich de la Universidad de Hamburgo desarrollaron un software llamado SIMILE que emplea una serie de algoritmos de similitud para predecir las decisiones de las cortes.
El programa analiza elementos como el ritmo, el tono, la cadencia o la melodía y eventualmente podría hacer innecesario el uso de peritos, que en la actualidad son fundamentales en los procesos de este tipo.